lunes, mayo 28, 2007

Roberto Madrazo; La Traición

* Ernesto Zedillo, el mayor traidor del priismo.
* Acusa Madrazo a gobernadores y a la Maestra de trabajar a favor de Calderón Hinojosa.
* Los dichos del libro carecen de soporte, pero hay en su interior muchas verdades.
* Orquestaron en Los Pinos la estrategia para aniquilar al PRI.


En estos días, editorial Planeta pondrá en circulación la primera edición del libro “La Traición”, resultado de una conversación de Manuel S. Garrido con su amigo Roberto Madrazo Pintado, con el que fungió como asesor y al que casi 10 meses después de la elección presidencial del 2 de julio del 2006, hace hablar para dar su versión personal de la derrota del Partido Revolucionario Institucional, que llevó al priismo a ubicarse como la tercera fuerza política del país, algo nunca pensado hace aproximadamente ocho años.
Manuel S. Garrido, chileno de nacimiento y mexicano por naturalización, es catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México y se sabe de él que se desempeñó como funcionario de Diconsa y Liconsa, desde donde expresaba opiniones negativas en contra de Vicente Fox Quesada cuando este se desempeñaba como candidato del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República y una vez que el guanajuatense había llegado al poder y se casó con Martha Sahagún Jiménez, se incorporó a trabajar con ella como directivo de la controvertida Fundación Vamos México.
De ahí, el chileno se separó de la función pública para reaparecer como asesor de Roberto Madrazo quien es su entrevistado en este libro en el que el político tabasqueño, da a conocer su creencia de haber sido traicionado desde el mismo PRI por gobernadores como el sonorense Eduardo Bours Castelo y el mexiquense Enrique Peña Nieto, así como por la profesora Elba Esther Gordillo Morales, de quien afirma que desde que se convirtió en secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional, contaba con un plan para apoderarse del control del partido y ponerlo a las órdenes del gobierno panista.
Madrazo Pintado rompe el silencio, en un momento que pocos comprenden, pues a casi 11 meses de la elección, resulta innecesario iniciar un pleito con todos los priistas, pues muchos con razón o sin ella se sentirán afectados, pues el ex-candidato presidencial se dice traicionado por gobernadores y acepta no tener pruebas de sus sospechas de que varios trabajaron a favor de Felipe Calderón Hinojosa para que este ganara la elección.
Algunos mandatarios como el de Hidalgo Miguel Ángel Osorio Chong, han salido al paso para negar tal traición, al menos en lo que al hidalguense corresponde y muchos otros han calificado a Madrazo como un afectado mental que no ha logrado superar la derrota y consideran imprudente que intente dar creación a un frente contra gobernadores como Peña Nieto o Bours Castelo.
Madrazo que innecesariamente habla a través de Manuel S. Garrido, cuando pudo haberlo hecho en primera persona y ello hubiera tenido un peso específico mucho más importante, también habla por Francisco Labastida Ochoa, al que señala como víctima de traición por parte del ex-presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, al que acusa de haber pactado la transición desde 1994, facilitando el acceso de Vicente Fox Quesada a Los Pinos.
Ciertamente Ernesto Zedillo ha sido el más grande traidor del PRI, arribó a la presidencia sin los merecimientos ni trayectoria para ello, beneficiado de un crimen que se presume de estado y sin ningún liderazgo dentro del priismo, además de que tuvo una actuación más que sospechosa el día de la elección del 2 de julio del 2000, por lo que no resulta extraña la afirmación de Madrazo de que se había pactado el triunfo foxista.
Pero ante la falta de pruebas, el sinaloense Labastida Ochoa ha descalificado la versión madracista y el ex-presidente nacional del PRI Madrazo Pintado, aparentemente logra con el libro, un efecto contrario al que es de suponerse esperaba, pues gobernadores y personajes como Elba Esther y Pancho Labastida, lo tachan de mentiroso y loco por sus afirmaciones.
Roberto Madrazo afirma que el proceso electoral del 2006 fue una elección de estado orquestada desde Los Pinos, que tenia planes muy concretos para acabar con el PRI, por ello señala, los ataques que recibió el ex-gobernador del Estado de México Arturo Montiel Rojas que lo descalificaron como precandidato presidencial y que le dieron la postulación a él, al que también querían hacer a un lado como abanderado, para ser sustituido por un tercer candidato, débil y sin trayectoria que no ofreciera ningún obstáculo o problema para el triunfo panista.
Según Madrazo, el tercer candidato habría sido Eduardo Bours Castelo, carta bajo la manga que tenia la orquestadora de todo este plan, Elba Esther Gordillo.
El libro La Traición incluye afirmaciones de que desde el gobierno de Vicente Fox se fraguó la estrategia mediática de ubicar al PRI en el tercer lugar de las preferencias electorales, por abajo del PAN y del PRD, a pesar de que encuestas locales de los priistas los ubicaban recuperando espacios y puntos en las tendencias, que en algunos estados los posicionaban como el primer lugar en la intención del voto.
Madrazo también se remonta a la muerte de su padre Carlos Alberto Madrazo Becerra, el 4 de junio de 1969 en una desafortunada tragedia aérea ocurrida en las cercanías de la ciudad de Monterrey, la que también califica como un crimen de estado, pero reconoce que al igual que en la traición de la que él fue objeto, carece de pruebas.
Acusa a Zedillo de haber querido negociar con el PRD la gubernatura de Tabasco cuando el candidato fue precisamente Madrazo, de haberle otorgado al entonces candidato perredista Andrés Manuel López Obrador, presuntas pruebas de un fraude inexistente; de haber orquestado la caída de la administración madracista, lo que no consiguió y de haber impuesto como abanderado del PRI a la presidencia de la República a Francisco Labastida, después de aquella elección interna en la que el tabasqueño invitaba a darle “Un Madrazo al dedazo”.
Acusa a Beatriz Paredes y a Ernesto Moctezuma de haber negociado con el subcomandante Marcos la gubernatura tabasqueña y que le generará más animadversión que apoyo, reconoce y reitera su amistad con el ex-presidente Carlos Salinas de Gortari y con el resto de su familia, aunque asegura que ellos no estaban tras su postulación ni su campaña.
El libro señala muchas cosas, ríspidas reuniones de ex-gobernadores como Miguel Alemán de Veracruz y Patricio Martínez de Chihuahua, -el mismo que recibió un balazo en la cabeza en el interior del palacio de gobierno- con el ex-presidente Zedillo, pláticas de Elba Esther con Fox y Martha Sahagún para aniquilar al PRI; Madrazo acepta haber subestimado el “poder destructivo” del magisterio y muchas cosas más, pero de nada tiene pruebas.
Roberto Madrazo Pintado publica su versión de lo ocurrido en el 2006 en un mal momento, porque es cuando menos fuerza tiene al interior del PRI, porque lo presenta cuando no necesitaba pelearse con nadie y sin embargo lo hace y porque su dicho carece de sustento de prueba.
Es posible que tenga razón, Zedillo fue un traidor, eso está claro. Elba Esther jugó contra él y si es cierto de que había en el PRI indicios de recuperación cuando desde el gobierno se alentaba la campaña que lo ubicaba en tercer sitio. Pero el mejor juicio lo tendrán los lectores y los propios priistas, para los que La Traición podrá resultar un documento interesante, a pesar de que lo ahí afirmado no tenga soporte.

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